La incesante peregrinación a la tumba de Francisco

Bien dijo el cardenal Giovanni Battista Re en la homilía del funeral de Francisco, que éste “conservó su temperamento y forma de guía pastoral” durante el pontificado. Y lo hizo hasta el final, dejando previsto todos los detalles para cuando ya hubiera dejado este mundo.

El traslado del féretro en el papamóvil fue una absoluta sorpresa que conmovió a los peregrinos que se lo encontraban en el recorrido que hizo inmediatamente a la misa celebrada en San Pedro. Menos sorpresivo, porque había hablado de ello en diversas entrevistas, fue la decisión de su sepultura en la Basílica Santa María Maggiore.

Pero la ausencia de novedad no restó emoción. Decenas de miles de personas empezaron a peregrinar hacia una tumba que es todo un mensaje: el mensaje del Papa que eligió un nombre que fue un programa. “Franciscus” se lee en la lápida. Una cruz en la pared, la suya, la del Buen Pastor. Un Cristo que carga una oveja y lo rodean infinitas. 

Largas filas para ingresar a Santa Maria la Mayor

La tumba de Francisco destaca por su simplicidad y sobriedad, contradictoriamente resalta y atrae. En Roma se habla de una nueva meta de peregrinación. Tan solo el domingo pasaron más de 50.000 personas que hicieron colas de más de dos horas y media para poder pasar tan solo segundos a visitar al Papa que hace una semana había saludado al pueblo en la Plaza San Pedro. Ni siquiera la reunión de cardenales que fueron a rezar ante sus restos llevó a las autoridades a detener el flujo de personas que forzosamente tuvo que interrumpirse a las 22:00. 

La tumba de Francisco

El día de hoy se renovó el peregrinaje y, aunque no haya datos oficiales, bien podría hablarse de más de 70.000 personas las que se acercaron al templo elegido por Francisco para descansar en paz.